lunes, 29 de septiembre de 2008

Más de la República Civil y las actuales amenazas

Hemos explicado que la Constitución Nacional es la carta de navegación de un país. Su norma suprema y fundamental. Debe ser producto de la mayor suma de voluntades, del mayor consenso posible.
La Constitución de 1961 ha sido la de más larga duración en Venezuela. Se apoyo en un gran acuerdo nacional que tuvo como bases: el pacto de punto fijo, el más importante acuerdo obrero – patronal de la época y el programa mínimo común que suscribieron todos los partidos antes de las elecciones de 1959.
La Constitución de 1961 creo un ordenamiento jurídico estable, que junto a unos líderes civiles comprometidos con la democracia, rompieron con la hegemonía que desde la independencia impusieron los militares.
Desde 1830 y hasta la caída del General Marcos PérezJiménez el número de gobiernos civiles se puede contar con una sola mano. No hubo ninguno que sucediera a otro y llegara a feliz término. Ni ninguno que pasara de los tres años. Los de Martín Tovar y Pedro Gual durante la guerra federal fueron casi inexistentes. El de Rojas Paúl en el siglo XIX duro dos años y el de Andueza Palacios al intentar llegar más allá fue derribado. El del trienio de 1945 presidido por Rómulo Betancourt, tuvo su origen en la llamada Revolución de Octubre. Otros dos gobiernos civiles el de José María Vargas y el de Rómulo Gallegos fueron al poco tiempo derrocados. En Venezuela la constante histórica fue montonera, alzamiento y revolución. Caudillo, General y autócrata.
De manera distinta a su predecesora, la Constitución de 1999 tuvo su origen en el asalto al poder. Abusando del mandato que le dio el pueblo al elegirlo presidente y aprovechando la luna de miel, el señor Chávez convocó al margen de la Carta Magna de 1961 una Asamblea Constituyente que intervino los poderes públicos elegidos en 1998 y elaboró una nueva Constitución. Se impuso lo que Alexis de Tocqueville denominó “la tiranía de la mayoría”.
En materia militar se eliminó el carácter apolítico y no deliberante de la Fuerza Armada Nacional; la prohibición de que la autoridad civil y militar no podían ejercerse en forma conjunta; la obligación esencial de asegurar “la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación” tal y como se había establecido en el artículo 132 de la Constitución de 1961. Se arremetió contra el control civil al no necesitar los ascensos de altos oficiales la autorización parlamentaria. Con la Constitución de 1999, inclusive las armas que no son de guerra, están bajo el control castrense; tiene la FAN competencias antes inexistentes de policía administrativa; se instauró el fuero militar que se había descartado desde el primer gobierno de Páez, al dar privilegios a los militares de alto rango, con el antejuicio de méritos. Llegándose a extremos se estableció la doctrina de la seguridad nacional donde todo lo referido al estado, a la nación y a su desarrollo es competencia militar. Además de imponerse un pretorianismo jurídico, el periodo constitucional se extendió a seis años, y un presidente electo por cinco años sin reelección, terminó gobernando ocho y reelecto. Al permitirse la reelección inmediata, que había sido considerada siempre inconveniente para evitar ventajismos, le fue fácil ponerla en ejecución.
Con el transcurrir de más de ocho años de irrefrenables apetencias, el Señor Chávez engordó y el traje a la medida que significó la Carta Magna de 1999 le quedo pequeño, con lo que pretenden someterlo a una nueva reforma para ensancharlo. La consolidación del poder absoluto es el único objetivo. El punto central establecer la reelección indefinida. También se producirán otros cambios tendientes a concentrar y centralizar el poder. Se minimizará el poder municipal y regional, a fin de eliminar la influencia de las organizaciones intermedias. Se le darán aún más potestades al ejecutivo nacional, con la excusa de que el poder se transfiere al pueblo.
Nadie nunca tuvo más dominio de Venezuela. Ni Juan Vicente Gómez, quien al pasar del octavo año como dueño y señor del país, arremetió de manera feroz contra toda forma de disidencia. Si en la época de Gómez hubieran existido micrófonos, cámaras, radio, televisión e Internet, que pudiera transmitir al mundo en el mismo instante, al dictador le hubiera sido imposible permitir lo que sucedió en sus cárceles.
No le basta al señor Chávez una asamblea nacional incondicional que delega las facultades parlamentarias en él mismo, el no acatar tratados internacionales, una desproporción sin igual en los medios de comunicación obligados a transmitir todo tipo de mensajes oficialistas, el encadenarse por radio y televisión cada vez que le da la gana, el tratar de amedrentar una oposición, exigua de recursos.
El empeño es concentrar en una sola persona y de manera absoluta la soberanía nacional. De imponer una nueva reforma a la Constitución se acabará todo vestigio de democracia republicana, con esperanza de separación de poderes públicos, alternabilidad en el ejercicio del poder, balanzas, contrapesos y subordinación del poder militar frente al poder civil.
Juan Vicente Gómez reformó la Constitución en siete oportunidades, ajustándola a cada uno de sus planes. José Tadeo Monagas dijo que “es un papel que sirve para todo”. El 4 de febrero de 1992 se irrumpió contra la Constitución de 1961, y después el actual mandatario se juramento frente a lo que denominó una Constitución moribunda.
Hoy voceros de la llamada revolución han dicho que la misma esta por encima de la Constitución y las leyes. Y la verdadera amenaza es que se nos ponga al servicio del absolutismo.
Con la excepción de Juan Vicente Gómez, la inmensa mayoría de los presidentes venezolanos fueron derrocados cuando intentaron perpetuarse en el poder.
En los cuarenta años de la república civil se traspaso el poder del gobierno a la oposición, tanto que llegó a hablarse de la ley del péndulo. La pregunta es: ¿si se podrá borrar la cultura de la alternabilidad e imponerse de manera vitalicia? La estrategia gubernamental es continuar vendiendo una coalición que además de anacrónica e incompatible con los valores nacionales, disfraza el militarismo, pretendiendo la dictadura perfecta, con barniz de legalidad y apoyo de la opinión pública.
Por supuesto, lo más grave no es que se impongan modelos fracasados, sino la mezcla de pretorianismo jurídico y el que se ambicione mantenerse en el poder de manera vitalicia.

5 comentarios:

Valerie Gomes dijo...

Durante la historia, Venezuela ha tenido alrededor de 25 Constituciones. Sin embargo, de estas 25, hemos tenido no más de 7u 8 constituciones que poseen una estructura constitucional única, real y diferente a las demás, entre las que podemos encontrar: la de 1830, llamada la del Estado de Venezuela, la de 1864 durante el gobierno de Falcón, la instaurada por Guzmán Blanco en 1881 y por último una de las más importantes de la historia venezolana, la de 1961 que ha sido la de mayor duración, la cual fue sustituida por la actual, de 1999.
La gran mayoría de las constituciones han sido enmiendas aplicadas por los mandatarios de turno, para adaptar la ley máxima de acuerdo a sus caprichos, ansias de poder y necesidades políticas momentáneas.
Según Carlos Bianco, "En Venezuela, la evolución constitucional no ha sido, pues, la evolución de un mismo y único texto, que se expande, acomoda, interpreta y muta, como es el caso, casi único en la historia, por no decir único, que existe en Suiza y quizás, algún otro país europeo, aparte del caso, de Gran Bretaña, cuya evolución se ha hecho al margen de un texto formal constitucional (Carta Magna), por carecer de él. Venezuela, como la inmensa mayoría de los países ha tenido no la evolución de una constitución, sino la evolución de una vida política o de una experiencia o vida constitucional, que se refleja en textos constitucionales diversos"
Lastimosamente esta situación es algo que nuestro país ha vivido muchísimas veces, y por lo visto, seguirá viviendo. Actualmente se están estableciendo leyes habilitantes complementarias a la constitución, que le permiten al gobierno manejar y tener más control sobre el Estado, lo que es igual a: disfrazar los intereses personales del Ejecutivo Nacional y de un determinado sector político detrás de leyes que dicen beneficiar a todo el Pueblo Venezolano; igual a lo pasaba durante la época de los grandes caudillos y dictadores de nuestro país. ¿Será que en vez de avanzar hacia un nuevo horizonte seguiremos viviendo en un país dominado por la hegemonía de unos pocos que buscan dirigir al país de acuerdo con sus caprichos? Es una reflexión que todos como venezolanos debemos hacer y decidir si esto en realidad es lo mejor para todos.

Recomiendo la fuente que utlicé, es un documento escrito por Carlos Bianco en donde da un enfoque critico a las constituciones de Venezuela e informacón especifica sobre algunas de ellas. El link es: http://www.monografias.com/trabajos43/constitucion-venezuela/constitucion-venezuela2.shtml


Valerie Gomes
C.I: 19.400.497
Sección 13. EEI

Shanti Quiroga dijo...

"(...) la inmensa mayoría de los presidentes venezolanos fueron derrocados cuando intentaron perpetuarse en el poder"

"(...)Juan Vicente Gómez reformó la constitución en siete oportunidades, ajustándola a cada uno de sus planes"

J.V.G. y muchos otros presidentes, a lo largo de la historia venezolana, han intentado perpetuarse en el poder y peor aún, han modificado la constitución para que parezca "legal" dicho hecho.

El pueblo venezolano nunca ha recibido "con buena cara" dichos intentos de perpetuación del poder, siempre ha expresado su descontento y opinión al respecto; y en la mayoría de las veces han derrocado dichos gobiernos. El gobierno de J.V.G. fué el único, hasta ahora, que se ha perpetuado en el poder sin ser derrocado antes por el pueblo.

La Constitución de Venezuela ha sido víctima de muchas reformas contitucionales, tantas como el presidente de turno desee. Por ejemplo, J.V.G. la reformó siete veces.

Considero que la Constitución no debe ser víctima de los deseos de perpetuación de poder de cada uno de los presidentes, debe ser el pueblo mismo que considere y entre en discusión con el gobierno, sobre sus deseos de reformar la Constitución; dichas opiniones deben ser escuchadas, estudiadas y no omitidas o disgregadas por el Gobierno Venezolano.

Shanti Quiroga
C.I.:19.045.447

Shanti Quiroga dijo...

"(...) la inmensa mayoría de los presidentes venezolanos fueron derrocados cuando intentaron perpetuarse en el poder"

"(...) Juan Vicente Gómez reformó la constitución en siete oportunidades, ajustándola a cada uno de sus planes"

J.V.G. y muchos otros presidentes, a lo largo de la historia venezolana, han intentado perpetuarse en el poder y peor aún, han modificado la constitución para hacerla parecer "legal" dicho hecho.

El pueblo venezolano nunca ha recibido "con buena cara" dichos intentos de perpetuación del poder, siempre ha expresado su descontento y opinión al respecto, y en la mayoría de los casos han derrocado dichos gobiernos. El gobierno de J.V.G. fue el único, hasta ahora, que se ha perpetuado en el poder.

La Constitución de Venezuela ha sido víctima de mucha reformas constitucionales, tantas como el presidente de turno desee, incluso hasta nuestros días se puede observar este hecho, cuando el presidente Chávez luego de haber promovido una nueva contitución en 1999, ya para el 2008 desea reformarla. ¿Es que acaso en la de 1999 no logró expresar todos sus deseos?

Considero que la Constitución no debe ser víctima de los deseos de perpetuación de poder de cada uno de los presidentes, debe ser el pueblo mismo el que considere y entre en discusión con el gobierno sobre sus deseos de reformar la constitución y dichas opiniones deben ser escuchas, estudiadas y no omitidas y disgregadas por el Gobierno Venezolano y por sobre todo por personas preparadas y con suficientes conocimientos en el área (no podemos dejar en manos de cualquiera un documento tan importante como es La Constitución que es la luz que nos guiará, en todo momento, por el camino de la justicia y la prosperidad)

Daygleni Castillo dijo...

En relación a lo expuesto por el profesor ofrezco mi punto de vista sobre las pasadas y actuales situaciones de las diferentes Constituciones en nuestro país.
Para comenzar tomaré como punto de partida la Constitución de 1961, por ser ésta la más larga y duradera de nuestra historia y por contener si se quiere, los basamentos democráticos, políticos y sociales que indicaron una ruptura con tantos años de dictaduras, guerras civiles y alzamientos militares. Comenzaré así…
Luego de la caída de Marcos Pérez Jiménez, pasaron dos largos años, en los cuales Venezuela aún carecía de una Constitución que fungiera como garantía democrática en los ejercicios de gobierno que se iban a suceder, razón por la cual, bajo el período presidencial de Rómulo Betancourt se decide conciliar las voluntades de los partidos políticos existentes para la época y a través de diálogos, estudios, proyectos y demás pudo promulgarse finalmente, la Constitución Nacional, el 23 de enero de 1961, bajo un clima de conflictos internos, producidos por la crisis política de las insurrecciones armadas que sucedieron al derrocamiento de la dictadura y que no habían sido apaciguadas, hecho por el cual una vez terminada la promulgación de la Carta Magna, el presidente Betancourt lanzó un decreto de suspensión de las garantías, tratando de algún modo contener los hechos violentos que pudiesen suscitarse.
Como hemos visto, la Constitución es el basamento para la conformación de los Estados, de allí nacen sus leyes, sus divisiones, sus políticas, su forma de gobierno; en un sentido amplio y general es lo que le da identidad y forma a un Estado, de donde nacen las raíces de los frutos a ser cosechados. Por tanto mientras que otras Constituciones pasadas sirvieron para que dictadores se perpetuaran en el poder, para callar las voluntades y disidencias ajenas a los gobiernos de turno y desatar olas de represión contra el pueblo, la de 1961sirvió para dar garantías a los ciudadanos y aún más importante que éstas fueran cumplidas y respetadas, sirvió para garantizar un Estado democrático caracterizado por la pluralidad política e ideológica, por la libre expresión y la conformación de un país estable y pacificado.

Constitución de 1999.
Su gran caracterización si se quiere, fue la de pasar de un Estado democrático a un Estado Socialista donde ahora la decisión y el poder radica en el pueblo y no en manos de pocos, situación bastante cuestionable si se observa bajo lupa (Ej.: las 26 leyes aprobadas en el marco de expiración de la habilitante).
Dicha Constitución trajo consigo una serie de reformas ajustadas a las exigencias y necesidades del actual mandatario y su gabinete ejecutivo y que el pueblo (por ser masa y no individuos) acató sin un conocimiento profundo de lo que su texto entrañaba para los años posteriores, años que aún seguimos viviendo y que han transcurrido como agua entre las manos sin que nos quede más que la sombra de la humedad.
Al ser un personaje de la rama militar y habiendo intentado él mismo propinar un golpe de Estado en el año de 1992 a Carlos. A. Pérez, Chávez supo mover su jugada y en primera instancia decretó mediante la Constitución la participación política de las Fuerzas Armadas Nacionales, restaurándoles el derecho a voto, que le había sido arrebatado, otorgó numerosos beneficios a integrantes de dicho organismo contándose entre estos, cargos públicos, rangos de autoridad, beneficios económicos, dotación y nuevos equipos de armamento, entre otros, que le sirvieron para hacerse con la simpatía de gran número de ellos en el principio de su mandato.
Vemos así, un presidente militar, presidido en la gran mayoría de su gabinete por personajes militares que pretenden formar un Estado Socialista sin saber que este modelo fue catalogado por el propio Marx de improductivo y poco aplicable.
Lo que se quiere hacer en nuestro país es una especie de dictadura disfrazada de democracia, al mostrar al mundo la “participación del pueblo” en la formación del nuevo Estado, mediante los votos para la Constituyente y los revocatorios y al mover bajo la mesa las influencias, cargos y personajes públicos en pro del avance de la denominada Revolución, a través de chantajes, extorsiones, corrupción y si se quiere también amenazas como la pérdida de empleos o la no obtención de los mismos en caso de estarlos buscando.
Volvemos a un Estado donde se quieren suprimir los partidos políticos de oposición y donde se pretende la creación e implantación de un partido único cuyos afiliados sean los que controlen la vida política del país. Vemos la creación de un Estado paternalista, donde lejos de promoverse la descentralización y autonomía se pretende concentrar la mayor suma de poder ni siquiera en un organismo sino en un individuo, donde las decisiones más básicas para legislar los Estados deben primero obtener el visto bueno del ejecutivo. Las empresas privadas han pasado a ser expropiadas o compradas en su mayoría por el gobierno, casos como el de la Electricidad de Caracas, los bancos Venezuela, Industrial, las cementeras francesas y mexicanas dan muestra de las verdaderas intenciones de la revolución, pretendiendo esta convertirse en un monopolio nacional cuyas ansías de dominio y poder no cesan sino que cada día busca ahondar sus brazos y fijar sus raíces en tierra.
En un segundo intento por reformar la Constitución, el pasado 2 de diciembre, Chávez sufrió si se quiere su primera derrota pública, cuando el pueblo que había aceptado con indiferencia la primera reforma, abrió un poco los ojos y su conciencia y obró a favor del NO rotundo y definitivo.
La Constitución de 1999 ha servido de base para la permanencia del mandato de Chávez, para crear y eliminar ministerios y cargos públicos en un abrir y cerrar de ojos, para conformar una Asamblea partidista y parcializada que aprueba leyes, decretos, reformas y creaciones en función de los intereses del ejecutivo actual, para engañar al pueblo con una ilusión de igualdad y riqueza petrolera, mientras que nuestro dinero y nuestro petróleo es regalado y/o donado a otros países que si bien son hermanos, hoy día actúan como agentes parásitos instalados en los costados de Venezuela, buscando obtener un mayor provecho y ganancias de y con nuestros recursos. Ha servido también para lanzar a la FAN contra el pueblo, para cerrar medios de comunicación adversos al gobierno y para fortalecer a aquellos que están a su favor, para comprar un nuevo avión presidencial y para pagar los gastos de un individuo que promulga humildad e igualdad social y viaja constantemente al extranjero, vestido y calzado con los mejores trajes y zapatos (en algunos casos hasta blindados), para dar un nombre más largo y tedioso de pronunciar a nuestro País y a nuestros ministerios que en esencia siguen siendo las mismas entidades de corrupción, para expropiar tierras y empresas.
Dado que el Presidente afirma que vivimos en un Estado actual de democracia participativa y protagónica, que existe la aplicación de la justicia y garantiza los derechos ciudadanos y humanos vale la pena hacernos unos cuestionamientos:
¿Dónde queda la participación del pueblo en las 26 leyes aprobadas en una madrugada en horas antes de la culminación de la habilitante?, ¿Dónde está la imparcialidad del ex rector del CNE, Jorge Rodríguez, cuando siendo rector del mencionado instituto electoral afirmó ser un personaje apolítico y tomó en sus manos la responsabilidad del referéndum revocatorio que dio como resultado ganador a Chávez, y meses después lo vimos ocupando (a Rodríguez), el cargo de Vicepresidente de la República y actualmente candidato del PSUV para la alcaldía de libertador? ¿Dónde queda la credibilidad de una asamblea en su mayoría chavista?, ¿Dónde queda el libre pensamiento y la libre expresión, cuando empleados del gobierno que no están de acuerdo con este son despedidos? ¿Dónde está el derecho a la educación cuando arremeten constantemente contra nuestras universidades?, ¿Dónde queda el derecho a la rebelión si estudiantes y manifestantes pacíficos son encarcelados?
He aquí un punto para la reflexión.

Anónimo dijo...

Si bien es cierto que una mínima parte de la población decidió negar la posibilidad de reformar nuestra carta magna, no es menos cierto, y es necesario subrayarlo acá, que en ningún período constitucional anterior al actual, se le consultó al pueblo venezolano si querían o no reformar o cambiar por completo la constitución, se realizaron cambios, unos tras otros sin consulta de ningún tipo a los venezolanos.
En tal sentido, es importante ubicar parte del discurso presentado por el Presidente Hugo R. Chávez Frías, el año pasado ante la Asamblea Nacional, en donde sus palabras justifican ampliamente su espíritu democrático y de respeto a las decisiones emanadas de la población venezolana, que hasta el momento actual lo han caracterizado.
“Habrá que recordar y revisar, en la historia venezolana, cómo fueron reformadas aquellas constituciones del siglo XIX, las del siglo XX: Todas fueron reformadas en pequeños cenáculos. Habrá que recordar cómo fueron derogadas unas y otras, cómo iban y venían; (…) nunca antes (…) en nuestro país, el pueblo, el dueño de la soberanía había participado en la elaboración, en la discusión y, sobretodo, en la aprobación de esta nuestra maravillosa Constitución, lo cual ella misma recoge.”
“(…) me acusan de estar haciendo planes para eternizarme en el poder o para concentrar los poderes, sabemos que no es así. Sabemos que quienes aquí tenían concentrado el poder y se eternizaron en el poder fueron, precisamente, los oligarcas que se cambiaban de máscaras, ponían presidentes títeres (…) El poder es del Pueblo, el poder es de la Nación, no de los oligarcas.”

Referencia consultada:
CHÁVEZ, Hugo (2007). “Discurso de presentación del Proyecto de Reforma Constitucional ante la Asamblea Nacional, miércoles 15 de agosto de 2007”. Biblioteca Construcción del Socialismo. Colección Discursos Presidenciales. (pp. 6-27). Caracas, Venezuela.

María Ysabel Dávila
C.I. 17.722.250